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miércoles, 20 de marzo de 2013

Capítulo 1: Mi ángel (él).

El día que te conocí las había pasado canutas por una regañina en el trabajo, y no había querido regresar directamente a casa porque me sentiría solo.
La verdad es que me sorprendiste. Estabas tumbada en el suelo entre la nieve. Parecías un ángel, pero los ángeles no respiran entrecortadamente.
Cuando salimos de la nieve te llevé a mi casa y te acogí; aunque, para ser sincero, lo hice para tener compañía. 
Pasaba los días fuera de casa, trabajando, y cuando llegaba por la noche encontraba la cena hecha y todo el apartamento ordenado. 
La sonrisa que me dedicabas al verme hacía que me sintiera en casa; y que todo el cansancio acumulado por la jornada se fuera. 
Al estar junto a ti me sentía en casa; ya no vivía para trabajar, sino que trabajaba para vivir, para vivir junto a tu sonrisa.
"Ho... hola..."Me dijiste un día cuando volví de trabajar. Vi como tiritabas de frío.
"Hola. ¿Por qué no has puesto la calefacción si tienes tanto frío?"
"No quería gastar la poca que nos queda; y menos sin ti."
Nos queda. Lo habías dicho en plural. Sentí que sonaba muy bien.
Puse la calefacción y cenamos viendo la tele. Antes de irte a dormir me dirigiste una sonrisa que hizo latir mi corazón.
"Mañana tengamos una cita." Dije sin darte opción a negarte.
Mi corazón ya no podía negar lo que sentía por tí.
Te estabas convirtiendo en mi ángel.

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